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domingo, 21 de agosto de 2011

El Sherlock elemental.

Debo decir que me considero un Sherlockiano de hueso colorado. En la navidad de 1985 Santa Claus me trajo mi primer libro oficial del personaje, y desde entonces he sido fan del gran detective, y de la dinámica de las relaciones entre el y los demás personajes creados por Sir Arthur Conan Doyle.

Según Wikipedia, El Libro Guiness ha registrado a Holmes como el personaje más representado en el cine, por 75 actores en más de 211 películas. En este caso, no pretendo hablar de una adaptación cinematográfica, sino más bien de una televisiva, que considero definitiva y que contiene los elementos básicos del personaje.


Sherlock, producida por la BBC de Londres, nos muestra a un John Watson que en 2010 acaba de llegar de Afganistán, tiene una herida psicosomática y busca un compañero de cuarto. Conoce a un tal Sherlock Holmes, que también busca un compañero para dividir los gastos de alojamiento, y que tiene una profesión única: Detective Consultor.

Los elementos clásicos, básicos, elementales (valga la redundancia) creados por Doyle están en esta adaptación, que tiene la peculiaridad de estar ambientada en nuestra época actual, y en un mundo donde Doyle nunca creo a un personaje ficticio llamado Sherlock Holmes.

En este caso, Benedict Cumberbatch encarna al famoso detective, con más locura y menos mesura de la que esperaríamos; sigue pensando que el resto del mundo está conformado por idiotas, aunque no es tan grosero y/o petulante como en otras versiones. Al menos en el primer capítulo, queda asentado que no fuma (ni siquiera en pipa), y de entrada no tiene ningún vicio extremadamente reprobable, aunque sí es obvio que cambia la cocaína, heroína y morfina por parches de nicotina.


La sexualidad de este Holmes es bastante ambigua; de entrada todo mundo toma a Watson y Holmes por pareja, lo cual Watson se apura a corregir. Aparentemente a Holmes le tiene sin cuidado, y claramente dice que está casado con su trabajo, pero sin especificar su orientación. Ya veremos, cuando en 2012 se estrene la segunda temporada, la relación de Holmes con La Mujer en la adaptación de Escándalo en Bohemia.

Martin Freeman interpreta a un Watson duro, firme, dañado por la guerra pero para nada el torpe doctor gordito y simpático que durante muchos años fue el estereotipo del personaje. Este Watson está desubicado, y es precisamente su primer encuentro con Holmes lo que lo estabiliza. Realmente creo que el objetivo de actualizar a los personajes y su relación fue cumplido de mucho mejor manera con esta serie, que con la película de Guy Ritchie, con Robert Downey Jr y Jude Law.


Dicho sea de paso, el soundtrack de la serie tiene una fortísima influencia del soundtrack de la película compuesto por Hans Zimmer, y que, en mi opinión, es lo más rescatable de dicho filme, y tranquilamente puedo opinar que es el mejor tema musical que para mi identificará al personaje.

Dicho sea de paso también, Freeman interpretará al personaje principal de El Hobbit, Bilbo Baggins, y Cumberbatch hará la voz del dragón Smaug en el mismo filme.

Este Holmes es el mismo de siempre, pero esta vez apoyado por la tecnología. Watson no escribe un diario, sino un blog; Holmes no escribe monografías, sino sitios Web (ambos en línea) y las deducciones sobre el hermano de Watson que en "El Signo de los Cuatro" hace examinando un reloj de cadena, en esta versión las hace sobre el celular del buen doctor. Holmes se apoya totalmente en los mensajes sms, en los gps, en los mapas y el internet para su trabajo, sin restarle ningún mérito a su capacidad deductiva.


El primer capítulo, llamado "Estudio en Rosa", nos presenta a todos los personajes que debemos conocer, estableciéndolos totalmente en su dimensión correcta. El Inspector Lestrade y su relación admiración/odio con Holmes, el hermano Mycroft y su posición "dentro" (¿o es "como"?) el gobierno inglés, la señora Hudson, casera más no mucama y hasta el gran "Napoleón del Crimen", que maneja los hilos del bajo mundo londinense de maneras extrañas y sutiles y es solo un nombre misterioso: Moriarty.


Con respecto al caso particular, la adaptación de Estudio en Escarlata es bastante libre, los motivos originales del asesino son totalmente distintos, aunque la mecánica de los asesinatos es la misma. Nos ahorramos toda la historia de fondo de Lucy Ferrier y los Ángeles Vengadores, y la resolución no es tan teatral como la de la novela. Sin embargo, el capítulo entretiene y da una clara muestra de las habilidades deductivas de Holmes.

La primera temporada consta de 3 capítulos de 90 minutos cada uno, de los cuales solo he visto el primero, y la segunda temporada está en filmación en estos días. Las críticas del programa son muy altas, su recepción fue bastante buena, y, si me permito fungir como un buen juez de sus adaptaciones, la conclusión es que si hay más Sherlock por venir, bienvenido sea.



lunes, 15 de agosto de 2011

¿Es Super 8 realmente la película “original” del verano?

Teaser Poster

Super 8, la última producción de Steven Spielberg y dirigida por su sucesor, J.J. Abrams, fue estrenada en estados unidos en el mes de junio, justo el día de mi cumpleaños.

En ese momento, fue considerada por muchos como una buena película, sin ser lo máximo, pero lo que más le alababan era su originalidad.

Tuvimos oportunidad de ver el citado filme el sábado pasado, por cierto, en la última función del Cinemex Palacio Chino que empezó con retraso, y debo decir que la experiencia fue muy agradable, muy divertida, pero sobre todo, muy… segura. El tema de la “originalidad” surge porque Super 8 no es un remake, reboot, secuela, precuela o adaptación de ningún material existente, sino que parte de un concepto nuevo; nunca habíamos visto nada con el título Super 8 en él, y eso la hace sonar “fresca”.

Sin embargo, en opinión de quien esto escribe, Super 8 es todo, menos original. Es como un remake de muchas películas de Spielberg, con escenas y cuadros tomados directamente de sus predecesoras, y con al menos un punto argumental y un monstruo idéntico y/o parecido a otra producción de Abrams, respectivamente.

super-8-poster

¿Eso es malo? No necesariamente. Creo que Super 8 es una película que no corre ningún riesgo, que no presenta una gran revelación, que no aporta nada a un género ya de por sí explotado, pero que lo que muestra, lo muestra de una forma visualmente muy atractiva. Su éxito está en la manera de presentar a sus personajes, sus relaciones y sus acciones.

Siempre se ha dicho que la primera impresión jamás se olvida, y es la que perdura. Por esa razón, será difícil que Super 8 supere a E.T., a los Goonies, a Jaws, a Stand By Me, e incluso a Cloverfield en mi memoria. Ah, pero no olvidemos que existen nuevas generaciones de cinéfilos en potencia, que no tuvieron la oportunidad de ver esas películas en cine, y con suerte, ni siquiera las han visto en video. Para ellos, esta podría ser toda una experiencia. Para ellos, esta podría ser la película que defina a su generación, tal como las ya mencionadas hicieran en su momento.

super8-poster

Para aquellos cinéfilos insoportables que nos la pasamos buscando referencias, la película se convierte más en una trivia, un concurso en el que al final podemos mirar a Abrams y decir “you’re so clever, and so am I”, identificando la escena de la junta concejal de Jaws, o la toma final de E.T., el cameo y el reflejo característico de las películas de Abrams, la referencia a George Romero, los ojotes del monstruo tipo E.T. y su diseño tipo Cloverfield, de Cloverfield también la anécdota de “tenemos que regresar y recorrer la ciudad en ruinas para rescatar a la novia del protagonista”, el score -un perfect blend de Giacchino y Williams-, y ya de plano entrando en el terreno meta, el director infantil pidiéndole a sus actores que dejen su mejor actuación para la cámara, y no para el ensayo, punto discutido entre Abrams y Spielberg en la plática sostenida en la DGA.

Al final, Super 8 es una película totalmente recomendable, altamente disfrutable, muy entretenida y novedosa para aquellos que no hayan visto ninguna de Amblin ochentera. Definitivamente vale la pena verla en cine, por el diseño de sonido y la experiencia colectiva; cosas que, en estos días, nos hacen cuestionarnos si realmente es necesario gastar por el boleto y las palomitas, o esperar al disco. Yo creo que, en este caso, sí, es necesario y vale la pena.