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jueves, 16 de agosto de 2007

Héroes convocados

Parafraseando a PIT II, el año 2006 trajo del pasado a tres de mis héroes favoritos: Superman, James Bond y Rocky, cada uno de los cuales es especial para mi por diversas razones.

Superman es el superhéroe por antonomasia, y “Superman: The Movie” fue un fenómeno que plantó la semilla de todas las películas basadas en cómics actuales, gracias a que trató el tema con una seriedad y respeto inusitados hasta el momento. El épico tema de John Williams, la bien cuidada cinematografía y la profunda actuación de Christopher Reeve nos convencieron de que pueden existir planetas en otras galaxias alrededor de un sol rojo, de que alguien con los calzones encima de la pijama puede actuar con seriedad, de que unos lentes sirven para alterar toda la percepción de la mujer que te ama, y, sobre todo, de que un hombre puede volar.

Bond, James Bond, encarnado fundamental y primariamente por Sean Connery, representa el epítome del macho alfa de la especie. Guapo - mas no bonito - , varonil, fuerte, inteligente, lleno de recursos y misógino como el solo, usando a las mujeres como otros hombres usan el desodorante. En el apogeo de la guerra fría, durante la década que dio paso a la rebelión contra las instituciones y el estado, que presenció la eclosión del género femenino en tanto fuerza social, surge este personaje británico, defensor de La Corona, seductor empedernido, totalmente cool y políticamente incorrecto. El tema de Monty Norman, orquestado por John Barry, nos introduce en un mundo exótico y emocionante al que queremos volver una y otra vez.

Yo, Rocky! Los setentas se nos presentan, después de la guerra de Vietnam (y del conflicto del 68 en terrenos más familiares), como una década apática, con una nueva generación de post-guerra que lo único que quiere es bailar música disco el sábado por la noche. De entre esa multitud, surge un tipo anónimo que consigue una oportunidad en un millón, y es su búsqueda personal, su conflicto interno entre arriesgarse al ridículo o conseguir la gloria lo que nos ha atraído durante treinta años ya. Un matón que rompe pulgares para un mafioso, con un alma tímida y poética, al que le gustan los chistes y los animales y se enamora profundamente de una mujer tan inadaptada a su entorno como el mismo. Y que al final, y a pesar de todo, logra su objetivo particular, a pesar de no ser el desenlace esperado. Aunando a esto la maravillosa música de Bill Conti, principalmente el tema de “Gonna Fly Now”, queda una historia tan universal y atemporal que sigue cautivándonos hasta el día de hoy.

¿Qué tienen ellos en común?

Según lo veo, representan lo imposible, lo improbable y lo real a que podemos aspirar cada uno de nosotros. Resulta fútil el preguntarnos quien es el mayor héroe, ya que cada uno cumple su misión y logra su objetivo particular.

En las versiones 2006, Superman regresó pero como que a medias, James Bond llegó a ser, mejor que nunca, y Rocky se despidió de nosotros de una manera hermosa y grandilocuente.

Desde mi punto de vista, “Superman Returns” se vio afectada por una dicotomía: no se atrevió a ir mas allá de “Superman: The Movie”, y se atrevió a darle un hijo al soltero más codiciado de Krypton. Es decir, pecó de tradicionalista e innovadora al mismo tiempo.

Yo considero que debió haberse apartado un poco más del esquema de Donner, ya que ambos argumentos son virtualmente idénticos, incluido el esquema de bienes raíces de Luthor, el clímax de acción con todo y kryptonita, y la muerte y resurrección de algún personaje. Por otra parte, si la idea era hacer al Hombre de Acero un Papá de Acero, creo que hubiera sido menos chocante si la relación entre Lois y Clark/Kal-El/Superman se hubiera establecido mejor desde un principio. El triángulo (o cuadrángulo) amoroso en que se encuentra Lois complica demasiado las cosas para una secuela: el papá oficial es Richard White, el biológico es Kal-El, el ideal es Superman, y el que está enamorado de la mamá es Clark Kent. Si un niño, por muy superniño que sea, no crece traumado con ese esquema, entonces Freud está más loco de lo que yo creía.

Si en “Superman Returns” hubiera llegado Kal-El (antes o después que Clark, no el mismo día), Lois estuviera resentida pero se diera cuenta de que le sigue importando Superman, y al final Clark le confesara toda la verdad, sin que ella se arrojase a sus brazos inmediatamente, crearía el suficiente suspenso para una segunda parte, donde Lois acepta la realidad de Clark/Kal/Super y comienzan una vida juntos, mas en contexto con la versión del comic actual. Entonces, y sólo entonces, Bryan Singer tendría los elementos suficientes para romper con la tradición y con el canon y entonces decidir que Superman y Lois tuvieran un hijo juntos, pero hasta la tercera entrega de la serie, no tan al principio.

Con respecto a James Bond, la saga fílmica tuvo un rasgo muy notorio: cada secuela era peor que la anterior. Esto no quiere decir que una película en particular sea mala por si misma, ya que con cada renovación del personaje se intentó regresar a las raices, dando como resultado obras de gran calibre. Véanse "The Living Daylights" o "Tomorrow Never Dies" como puntos muy altos de la serie. Sin embargo, depués de cada pico, (véase "The World Is Not Enough" como ejemplo: ¿Denise Richards como científica nuclear? ¡Por favor!), se incurría en más desviaciones con respecto al espíritu original. Desviaciones debidas quizá a que los productores no supieron interpretar correctamente lo que atraía de la serie. Cada vez hubo villanos mas maníacos, artefactos mas insólitos (por no decir absurdos), y secuencias de acción rayanas en la hipérbole. Todo esto llevó a varias entregas de la serie desde el aburrimiento al peligroso terreno de la auto-parodia. Y para ese caso, ya tenemos a Austin Powers.

Cuando surgen películas del tipo Spy Game, Ronin o Jason Bourne, regresa un tipo de espía más anclado en la realidad, más práctico y capaz de salir de los problemas por él mismo usando los medios a su alcance (sin llegar al caso McGyver), y sobre todo, dando muestras de inteligencia. Al presentarnos Casino Royale a un James Bond inexperto, aunque capaz ante todo, regresamos a ese terreno donde no tenemos que creernos cualquier cosa por imposible que parezca, sino aceptarla solo como improbable, que a fin de cuentas es la razón de ser del cine de ficción. La película es emocionante, entretenida y, sobre todo, logra interesarnos nuevamente en el personaje, más que en la parafernalia.

Rocky compartió el mismo rasgo de Bond con sus secuelas, parodiadas incluso antes de haber una 4ª en un cartel ya clásico de “¿Dónde está el piloto? 2”, con Rocky XXXVIII en plena senectud. “Rocky Balboa” no llega a tal extremo, aunque definitivamente el Semental Italiano ya no se cuece al primer hervor. Con esta película, Sylvester Stallone dio a su público la oportunidad de elegir. Cada quien puede ser fanático de Rocky en mayor o menor grado. Yo en lo particular, adoro la primera (supongo que por haberla visto desde el vientre materno por primera vez), me gustan la segunda y tercera, la cuarta se me hace un poco exagerada, y la quinta de plano la considero una aberración que no debiera de existir.

De cualquier forma, “Rocky Balboa” nos permite armar la serie hasta donde queramos, incluso solo ver la primera, y culminar siempre con ella. El viaje del personaje que vence sus miedos, acepta sus limitaciones y sin embargo da todo por alcanzar su meta, es un tema inspiracional que sigue hoy tan vigente como hace treinta años. Y los cuestionamientos del Rocky veterano son tan válidos como los del Rocky inexperto, y en cada momento nos podemos sentir identificados con ellos. “…Balboa” retoma los elementos que hicieron un clásico de la primer película, y avanza un poco más en la profundidad de los mismos.

En conclusión, las nuevas encarnaciones de estos clásicos héroes nos recuerdan por qué nos gustaban en primer lugar; los numerosos guiños a los momentos clásicos de cada serie son un deleite para los fanáticos, las nuevas generaciones (mis hijos) los re-conocen como contemporáneos, y el resultado final, nos hace pedir más, más, más, más…

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